VOCES. Ganadores del primer concurso literario de AFDA

1er Premio-VIVIR EN ARAS DE VIVIR

Escrito por M Isabel Caballero Agreda

Llegó un momento, que la vida me apretó tanto el corazón, qué se rompieron los hilos que daban aliento a mi energía, y todo se detuvo.

Las ilusiones murieron. La alegría desapareció. El motor de mi cuerpo dejó de funcionar y no podía andar, el dolor y el cansancio se apoderaron de todo, y la luz se apagó.

Un día, por casualidad. Porque siempre hay una causa, siempre hay un ángel, conocí el centro, y andando de puntillas el camino qué “Alguien”, me tenía guardado como un regalo, fui dando mis primeros pasos por un sendero diferente, aunque el suelo era el mismo. Mi propio sendero.

Empecé a concentrarme en todos y cada uno de mis actos, poniendo toda la atención, en todas las cosas que tenía junto a mí, mirándolas de cerca, como si fuese la primera vez, comprendí que tenía que vivir como si bailase continuamente mi canción favorita, saborear lo dulce, lo salado, lo caliente, lo frío, ver cada mañana y cada noche como algo nuevo, fascinante y especial, acariciar mi entorno, gozar con los aromas de mi casa, de mi calle, de mi ciudad, de la piel de los míos, abrazar todo lo que sin darme cuenta tenía alrededor, como si fuese protagonista de mi propia película poniendo las manos en criz, para no cargar los pesos que no me corresponden fuera de ese espacio.

Estoy tan agradecida de haber aprendido a no devorar la vida de un bocado, de escuchar su sabor, deleitarme en ella despacito, como cuando comemos chocolate y el paladar explota en una fiesta infinita.

Despediré también el mascullar cargante de mis propios pensamientos, con toda la dulzura, y mis ojos, volverán la mirada hacia el alma tranquila. Andaré mi vereda, firme, pero sin prisa, dócil pero sin miedo, sin apremio, pero sin detenerme, y bailaré la música de mi existir con todos los sentidos.

2º Premio-Gigantes

Escrito por M Victoria García Alfaro

Erase una vez…

A orillas del río Ebro, se encuentra una ciudad, ZARAGOZA, con muchos habitantes, un gran movimiento comercial, de trabajo, compra y  venta y un gran mercado.

La Ciudad está habitada por personas grandes y pequeñas, “gigantes” de los que hablan maravillas y “pequeños seres diminutos” que casi ni se ven.

YO era uno de esos seres que vivía en mi mundo pequeño, encerrada y asustada.

Un día pasé por una calle donde descubrí que vivían unos “gigantes”. Al llegar a la puerta no me atrevía a entrar. Ya sabéis que siempre los “gigantes” han dado mucho miedo, pero como me contaron que hacían con las personas diminutas cosas maravillosas me dije: ¿Y qué puedo perder si entro? Más pequeña que soy no me van a hacer y me decidí a entrar.

Al abrir la puerta me recibió un “gigante” con el pelo negro y desaliñado que ¡me dio un miedo! Le llamaban Javier. Cuando comenzó a hablar empezaron a salir por su boca palabras maravillosas y me quedé fascinada.

Me dijo: Este castillo y los “gigantes” que lo habitan están abiertos para ti y aquí te ayudaremos a hacerte más grande y salir de tu mundo encerrado y oscuro.

Conocí a otros “gigantes” que ya no me daban miedo: Francisco, Andrea, Luis, Maite,…

Todos me ayudaron a aceptar, confiar, amar, creer en mí misma, y en los demás, a tener compasión con mi mundo pequeño y a abrirme a dar y recibir.

Cada día que paso con ellos crezco y me hago más grande, amo y encuentro, no tengo miedo y recibo y doy “Con-Pasión”.

Mi vida ha cambiado para siempre, me siento en el país de los “gigantes buenos” viviendo todos los momentos como son, aceptando mi vida y la de los demás.

Ahora empiezo a ser una gigante y como en todos los cuentos…

Colorín, colorado, este cuento “NO” se ha acabado.

Concurso literario AFDA copia

Deja un comentario